martes, 5 de noviembre de 2013

El tranvía: un retraso


Paseando por la mañanita de ayer, delante de mí, un hombre exponía airadamente que el tranvía de Zaragoza había supuesto un retraso. Comentada enojado que habíamos retrocedido 50 años y que ya sólo faltaba volver al trolebús. "No sé para que hacen lo del tranvía. Sí ya lo quitaron, por algo sería...Hemos retrocedido 50 años. Es una vergüenza..." Y así, que si patatín, que si patatán, fui alejándome.

Era extraño escuchar algo así, y más teniendo en cuenta que acababan de otorgar al Tranvía de Zaragoza el El Premio Obras Cemex con el que se pretende "fomentar la cultura de innovación continua en la construcción, reconociendo el talento de todos aquellos que hacen posible las mejores obras". Sin embargo, como es bien sabido, lo de los premios es discutible y no considero que pueda utilizarse como una contra argumentación a las palabras de ese señor.

.Mientras seguía caminando, no paraba de pensar en las palabras de esta persona y, ¡qué carajo!, me entraron ganas de haberle contestado. Este señor había pasado por alto que el verdadero retraso fue el de suprimir el tranvía. Fue en el periodo en que las ciudades vieron sometido su urbanismo al imperante dominio del automóvil. La época de las avenidas con dos-tres carriles, de la supresión de bulevares, de hacer que cualquier otro medio de transporte e, incluso, el peatón quedase relegado a un segundo plano. Fue el retraso de fomentar el uso del transporte individual, aislado y generador de humos, en detrimento de lo público y la no contaminación del aire.

Hoy, se podrá protestar contra ciertas cosas que ha traído consigo la implantación del tranvía: si se ha especulado con el suelo, cómo se han realizado las contratas públicas, el desembolso económico, el trazado,  la frecuencia que tiene, o las consecuencias que ha tenido sobre otros medios de transporte público y, sobre todo, para los trabajadores de éstas. Pero, protestar contra el tranvía como medio de transporte me parece una majadería absoluta. Con él, se fomenta el uso del transporte público y se suprimen carriles para los coches en favor de las bicicletas y del peatón. Y, de esta manera, se establece una mayor posibilidad de recuperar diferentes maneras de optar a la movilidad por la urbe. Acá se podrá argumentar si se podría hacer mejor o no, pero no es ese debate el que acá se expone.

Mal plan tenemos cuando los avances se perciben como retrasos. Mal plan...

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