viernes, 16 de octubre de 2009

Si la cosa funciona

El día en que el ketchup cobró vida y era capaz de regresar a su bote una vez expulsado de él, Marta (marmota), Mariángeles, el Sr. joven y yo, marchamos al cinema a ver la última película de Woody Allen: Si la cosa funciona. Fue nada más salir del currele, gracias al aviso de Marta, que pude acudir con mis compinches de la pradera a esta, para mí, obligada cita cinematográfica.

Había leído que regresaba el mejor Woody, puesto recuperaba un guión que había escrito allá en los años 70, al tiempo que volvía a rodar en su querido Manhattan. Así que esperaba encontrarme una película a la altura, no ya de Manhattan o Annie Hall; pero, sí de Desmontando a Harry (un peliculón en mi humilde opinión), o similar. Pues bien, a pesar de ser buena,no llegaba tampoco, según mi parecer, a tanto nivel.

Sí que volvía a presenciar una divertida comedia de enredos amorosos (o sexuales), de esas que nos tenía tan habituados el señor Allen, con frescos diálogos y sorprendentes situaciones. Pero, quizás, un protagonista tan llevado al extremo en su "odio" hacia la humanidad, me parecía excesivo. Es más, se me hacía hasta pesado y repetitivo. Sin embargo, gracias a la expresión amable de Larry David, así como su constante diálogo con el espectador (tomado como una total vehemencia por sus acompañantes de reparto en la película), le hacen algo entrañable e, incluso, se le llega a tomar afecto.

En definitiva, Si la cosa funciona retoma el ritmo de aquellas películas que quedaron en nuestra retina para siempre, pero quedando muy lejos de ser, como rezan algunos críticos, de lo mejor de Woody Allen. La cosa funciona; pero, no tanto como se está señalando.

Mas, como suelo decir: la peor comedia de Woody Allen, le suele dar mil vueltas a la considerada mejor comedia del año. Así que si ésta es buena, que lo es, pues no puedo dejar de recomendar que acudan a la gran pantalla a disfrutar de una gratificante hora y media de buen cine.

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