jueves, 19 de marzo de 2009

Las ocho y diez... ¡en punto!

Nos descubrió. Se acabó el pequeño teatrillo que nos tenía tan entretenidos.

No sabía lo que hacía cuando, sin saberlo, estaba juntando, en un mismo espacio, en un mismo proyecto, a dos seres que, casualmente, no pasaban su mejor momento. No sabía lo que allá, entre esas cuatro, ocho, doce, paredes, se estaba gestando.

No sabía lo que hacía cuando, sin saberlo, estaba juntando, en un mismo espacio, en un mismo proyecto, a dos seres que, ahora, viven un dulce momento. No sabía lo que allá, fuera de esas cuatro, ocho, doce, paredes, se estaba modelando.

Nos descubrió. Se acabó el pequeño teatrillo que nos tenía tan entretenidos.

Ahora, ya sabe que, más allá de las paredes se extiende un inmenso Universo. Ahora ya sabe que, más allá de las paredes, con sólo mirarse, se detiene el Mundo y, con él, el tiempo.

Aún son las ocho y diez, así que, disculpen, porque quiero, y voy a disfrutar, de este precioso y maravilloso momento. Puede ser que no lo crean, pero sé y pienso que, al mirar el reloj, quizás ahora, pero quizás también luego, tendré la suerte de ver que aún son las ocho y diez, ni un segundo más, ni uno menos.

No hay comentarios: