miércoles, 18 de febrero de 2009

Ratón

Estaba cansado. Había bailado mucho y, además, había bastante gente. El bar no era muy grande y el humo empezaba a enturbiar la visión. Había bastante gente, era tarde, había bailado mucho, estaba cansado... Volví del aseo y me dio por mirar hacia el suelo. Allá, en medio de la pista de baile, había un ratón. Estaba quieto entre las piernas de la gente. Se me quedó mirando, como si me desafiara. Pero, no con mala leche, sino con una especie de sonrisa que me decía: "Ya ves, estoy acá, entre la gente que baila sin parar y ni si quiera se dan cuenta de mi presencia".

Pensé que eso ya era demasiado. Me di la vuelta y dirigí mis pasos hacia la puerta. Ni siquiera me despedí. Desperté. Lo recordaba marrón claro, con orejas grandecillas y algún que otro fragmento blanco. Tenía su sonrisa y su mirada presente, todavía, en mi mente. Ni siquiera me despedí. Levantó su pata y me saludó a lo lejos, entre las piernas de la gente. Pensé que eso ya era demasiado.

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