miércoles, 5 de marzo de 2008

Noria

Quizás, pero sólo quizás, no sirva, simplemente, ponerse de perfil y mirar hacia otro lado, como en aquel carrusel despiadado. Esperar, plantado, a que paren los caballitos, los coloridos cochecitos y, apenas sin fuerzas, seguir deseando que llegue el momento de caminar acompañado. Agotado, con una continua lucha, con la presión de un desenlace que tan siquiera está lo suficientemente presente como para recuperar un mínimo de energías.

Quizás, cuando ya no se puede más, lo mejor es bajar de la noria, caminar recto, y mirar como se va alejando. La pena sería visualizar que allá, sique, y sigue, y sigue girando, siendo consciente de que un momento de la vida se queda como en la foto, sin colores, sin presente, sin futuro: Tan sólo un triste y puro pasado.

Aún queda un chipitín de fuerza. Pero, ¿hasta cuando?

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