lunes, 28 de enero de 2008

4 meses, 3 semanas, 2 días... y lo mal educados que son algunos espectadores

¡Por fin! Sí, esta vez puedo decir que he ido al cine y he visto una película realmente buena. Pero, por desgracia, también puedo decir que he ido al cine y he sufrido el no saber estar de los espectadores. También, por desgracia, la visualización era doblada. Por eso, me gustaría verla con tranquilidad, sin nadie que moleste y, sobre todo, en V.O.S.E. Creo que hubo demasiados factores que empañaron una mejor apreciación de la película y, a pesar de ello, es la mejor película que he visto desde hace tiempo en la gran pantalla. A ver como consigo hacer una pequeña referencia…

En esta ocasión, sólo estábamos Cuco, Carmen y yo. La fortuna quiso que no hubiese entradas para Los crímenes de Oxford y que, al mirar las taquillas, viésemos que se había estrenado esa película rumana de la que habíamos oído hablar y que Cuco tenía tantas ganas de ver. Si no has oído hablar de 4 meses, 3 semanas, 2 días, al comenzar, no da mucha información de qué carajo va.

Para resumir: Gabita está embarazada y quiere abortar; Otilia, su compañera de piso le ayudará. Lo malo, que abortar en Rumanía es delito, tanto para quien lo sufre como para quien lo practica: en este caso un tal Sr. Bebe. Al inicio, ya hay algo que atrae: la sobriedad de las imágenes. Por desgracia, me cuesta meterme en la película. Por un lado, no para de entrar esa indeseable gente que llega tarde a la sala y se la suda todo: que esté empezada (es como leer un libro prescindiendo de las primeras veinte páginas, no lo entiendo), que haya gente concentrada viendo la película y se metan en medio de su campo de visión; que sus ruidos y siluetas molesten a la gente ¡sí, molesta!; que el acomodador les tenga que acompañar y, con él, voces saliendo de su radio-emisora (o lo que sea). Por otro, el doblaje, una auténtica chingada. Por favor, que empiecen a traer de nuevo películas en V.O.S.E. a Zaragoza ¡Por faaaaaaavooooooor! Y, para rematar la faena, el tipo que se pone a hablar por el móvil. Será pincheputa el tío…

Bien, a pesar de eso, la sobriedad, la austeridad, que se presenta ante mí me atrae y, poco a poco, consigo meterme en el desarrollo del film. La historia transcurre y, se me antoja destacable la gran diferencia entre la dureza de la historia y la frivolidad de la cena familiar… ¡Buf! Y, después de unas cuantas luces de móvil divisadas a lo largo de la película, un nuevo móvil que suena… Mas, mi interés por la película hace que no me afecte en demasía.

¿Y a qué se debe que me dejase llevar por aquello que acontecía en la pantalla? Por un lado, esa sobriedad, esas imágenes alejadas de todo artificio que parece formar parte de tantas y tantas películas actuales. Por otro, algo que no es fácil y que, en esta ocasión, está realizado con gran acierto. Hablo de lo mucho que cuenta con sólo una imagen: una mirada, un gesto, una solo frase…, cuentan tantas y tantas cosas, transmiten tantas sensaciones… Como ejemplo, el final, que me parece tremendamente bueno:

[Ellas, sentadas en la mesa, una mirando la carta, la otra esperando para pedir… Y, Otilia dice algo así como: “no quiero que volvamos a hablar del tema” Y, ya se sabe, sólo por el lenguaje no verbal, por la manera de decirlo, por la simple situación de ellas, que ya nada será como antes, que aunque no lo hablen, siempre estará latente, que esos sucesos les acompañarán para siempre, sobre todo a ella.]

Asimismo, otro acierto viene determinado porque, a pesar de la dureza del tema, que está bien transmitida, el director no se regocija en ella, sino todo lo contrario. No nos machaca con situaciones dramáticas, con eternos lamentos, con sensibleras imágenes acompañadas la potenciadora música de marras. No, simplemente las muestra como si grabase un documental; pero, cambia el ritmo, o nos lleva a situaciones y conversaciones tan superficiales como las de la cena, para que nos posicionemos y sintamos la presión y preocupación a la que deben estar sometidas las protagonistas, sobre todo Otilia

[brutal el momento en que llega a la habitación del hotel y Gabita le dice con total tranquilidad: “Ya me he desecho de él”. O, casi al final, al llegar al hotel y la otra se ha bajado a cenar como si na’…]

En resumen: una película que hay que ver, no sólo por mostrarnos una realidad social de un país, en concreto Rumanía; sino, también, por el buen hacer del director, que nos regala una pequeña joyita dentro del paupérrimo panorama cinematográfico que, durante el año pasado, se pudo ver en las salas de Zaragoza.

Y, para finalizar, mi pequeña queja ante la poca seriedad que se tiene hacia el espectador de cine, que en la actualidad, y debido al precio, debería exigir más respeto. No se debería permitir, al igual que se hace en la filmoteca, en el teatro, en los conciertos de música clásica… la entrada de espectadores en la sala una vez empezada la película. Y, además, una petición: apaguen el teléfono al entrar en la sala, que no sólo molesta que suene, o el increíble acto de hablar a través de él, sino que también es molesto que lo abran y se despida una intensa luz (el cine está a oscuras), que llama la atención aunque tan sólo sea un segundo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola pequeño,
Aunque hace tiempo que no escribo en tú blog no me lo tengas en cuenta, quiero hacer mención a esta película que como dices es de lo mejorcito del panorama cinematográfico.
A parte del tema del aborto en la época comunista de Chauchescu penado con carcel tan sólo por el motivo de que hacía falta población para ir a trabajar al campo donde las condiciones de trabajo eran mas que pésimas, de ahí el miedo de Gabita a tener que dejar de estudiar por el embrazo, te habrás dado cuenta que una de las cosas por las que aprecio tanto a los rumanos y es la gran complicidad para soportar entre ellos los momentos duros de la vida y ayudarse sin que la rencompensa no sea mas que unas gracias, motivo no sé, periodo comunista o realmente es un pueblo donde realmente la gente es así.
En esta película intenta reflejar el tema del aborto pero tambien enseña una pequeña parte de la Rumania actual pero dificil de apreciar sino eres rumano o convives con ellos, bueno te dejo, ya hablaremos de la película que da para un ratico.
Un abrazo

closada dijo...

Pequeño Cuco, como supondrás no te voy a tener en cuenta el larguísimo periodo sin escribir en el Blog; pero, como castigo, te haré esos tocamientos pectorales que tanto te gustan, jajajaja.

Esa pequeña parte de la Rumanía actual es la que señalo al decir que nos refleja ciertos aspectos de una sociedad. Es lo que tiene hacer una película de este tipo, que siempre reflejan ciertos modos de vida, tradiciones, etc.

Por supuesto, Cuquito, hablaremos de la pelí... ¿el Jueves?

Abrazotes varios

Vicky méndiz dijo...

Estoy contigo Christian
Ayer vi esta película en versión original
y me metí tan de lleno en la historia que
al final me daban ganas de vomitar
Hacia días que no me llegaba una película de esta manera.
Alucinante como cuenta la situación social de ese momento y la historia del aborto a través de la mirada de la amiga. Un personaje secundario que es el que realmente nos transmite su propia vivencia de los hechos.
Y el final? sorprendente
Un besico

closada dijo...

Hola, quillita. La verdad es que es una película que llega, que te transmite de manera realmente precisa la dura realidad social de aquel momento. Y, sobre todo, a través de la "mirada" de la amiga de Gabita, que nos refleja su angustia y su sufrimiento.
El final, como bien hemos señalado, es tremendo. Es como un jarro de agua fría, que congela, que noquea, que despierta severamente, y que transmite con dureza todo lo vivido.
Besicos