sábado, 11 de agosto de 2007

Uno, dos, tres...


Uno, dos, tres... un perro ladraba al revés. Cogió sus orejas y las regaló. Bajó su rabito, luego lo envolvió. Pasó una noche, un mes, llegó hasta los seis. Uno, dos, tres... un perro murió.

Uno, dos, tres... un perro ladraba al revés. Marcó territorio y el pis deslizó. Olió con descaro, luego se esfumó. Pasó una noche, un mes, y un año también. Uno, dos, tres... un perro murió.

Uno, dos, tres... el perro murió. Ladró de repente y luego voló. Guardó su silencio, luego se paró. Pasó un día, un mes, quizás hasta dos. Uno, dos, tres... un gato maulló.

Uno, dos, tres... el gato dormía al revés. Soñó que era el rey y bien se alegró. Vio al fondo su trono, luego se sentó. Ya no pasa el tiempo, atrás se quedó. Uno, dos, tres... el perro ladró.

Uno, dos, tres... ladrido de perro que suena y se ve. Soñó que era gato, después que era rey. Marchó de repente, tenía ajedrez. Y el tiempo que pasa, lo hace con desdén. Uno, dos, tres... el perro ladraba, el gato también.

Uno, dos, tres... ladrido de gato, camina al revés. Pensó en un cangrejo, maullidos también. Colgado del cielo, miraba sin ver. El tiempo se para, la sangre en la sien. Uno, dos, tres... se inicia partida ¿jugarás vos también?

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