martes, 17 de julio de 2007

Pirineos Sur. Primer fin de semana: Asian Dub Fundation


Las entradas ya no son, por lo general, lo que eran. Esto de la venta por cajeros las ha convertido en feos papelotes. Con lo que se las curraban antes...

Como no, mi viaje para el primer fin de semana a Pirineos Sur, no iba a salir como esperaba. Mi octava edición en este festival iba a ser tan divertida como alocada. Estaba todo planeado desde hace ya un tiempecillo: Cuco y yo partiríamos el Viernes destino Sallent de Gallego nada más salir yo del trabajo. Pero, no, quillicos/as, no podría ser así porque mi compañero de viaje tuvo la mala suerte de chocar contra un jabalí y, claro está, es un gasto extra inesperado que hace replantearte los días estivales. No obstante, pronto surgió la posibilidad de que Jorge me recogiese en Sabiñánigo, Huesca o incluso venir hasta Zaraguaya. Sin embargo, na’ nai de na’ nai, sus cosillas personales le condujeron a otras zonas de la geografía aragonesa: Ayerbe. Ya sólo quedaba una posibilidad: coger yo mi coche y marchar conduciendo hasta Sallent.

La historia de mi coche:

Hace ¿dos años? me daban un trabajo en WALKA realmente bueno. El puesto era mío, así que necesitaba un coche para desplazarme hasta allá. Pues me lo compro ¡qué carajo! Así que, totalmente decidido, empiezo la gestión. Por fin, un Viernes, me acerco al garaje y lo compro. En teoría, empezaba a trabajar el Lunes, así que la compra la había efectuado a última hora. Pues, nada más aparcarlo, recibo una llamada: “No te podemos dar el trabajo”. Me querían contratar, pero, un problema con no sé que beca, que si patatín que si patatán… nada, que no podían contar conmigo. Como ya sabía de sobras que era lo más normal que me pasase algo así, pues me eché unas risas y, desde el principio, saqué el lado cómico a la situación.

La historia de mi gran capacidad para la conducción:

Me saqué el carné en el 2003, creo que para Febrero. Durante el aprendizaje, nunca salí a la carretera. Obviamente, el día del examen, aunque el profesor tenía todo planeado para que a mí me tocase en ciudad, al final tuve que salir a carretera. Y es que el examinador ¡que raro! Se cebó conmigo. Ah, pero no contaba con mi habilidad: aprobado a la primera.

Desde entonces, hasta la compra del mío en 2005, había cogido un coche en dos ocasiones y sin salir de la urbe. Pero, ahí no acaba la cosa, y es que desde que tengo este car, no lo he pillado más que dos o tres veces y sólo por ciudad. Vamos que mi experiencia al volante era más bien escasa.

Pirineos Sur

Jueves. Me encuentro a Tomasín (ya hablaré de él en otro momento), y, al final, quedamos en que se vendrá conmigo como copiloto. Bueno, no he cogido un coche ni pa’ dios (calculo que habré estado al volante unas seis veces en cuatro años), tengo que ir con el mío hasta Sallent, nunca he salido a carretera… pero, que más da, llevo a Tomás de copiloto. Me siento con fuerzas para pillarlo, aunque consciente de que estrellarnos no sería tan raro, jejejeje…

Viernes. Salgo de trabajar y marcho a buscar a Tomás. Estamos de camino y suena mi móvil. Obviamente, yo no lo cojo: para eso están los copilotos. Son Fanny y Arturo que se han quedado en Sabiñánigo. OK, “iremos a recogerlos a la estación”. Este pueblo es criminal, es el pueblo de ir a 10-20 por hora, os lo aseguro. Suben Fanny y Arturo y una quilla que no sé quien es (por lo visto la conocieron en la estación y se había quedado también colgada), y seguimos dirección Sallent. Un par de contratiempos y llegamos ¡Por fin!

Junto al Pantano, están ya Mariachi, Isabel, Adri, Fanidades… Hay que intentar acampar cerquita de ellas. Está chungo, pero lo conseguimos. Las tiendas, las montamos de noche. No se veía ni papa, de veras… Buah, pues todo para adentro y ya organizaré a la mañana siguiente. ¡A disfrutar! Esa noche no íbamos de concierto, así que nos acercamos a la “carpa-dance” del recinto sobre la 1:30. Fila, vaya chasta. Sin querer, nos colamos a mogollón de gente, y entramos bien rapidote. ¡A bailar!

Pierdo a Mariachi y sus compinches. Pero, bueno, como conozco a gente por allá me lo voy pasando guachis de grupo en grupo. De repente, mi vecinita, una quilla relinda con una sonrisa realmente impresionante. Nos vemos y nos damos unos abrazos totalmente efusivos y unos besazos súper amigables. Esta noche ya tengo compinche de juerga y, por todas las barbas de los piratas, que nos lo pasamos de miedo. ¡Buah! Bailamos, nos reímos, papeamos, hablamos... Ahora está claro que ya no vamos a ser vecinos de hola y poco más. Mi primera noche allá me aporta una nueva compinche para toda la Galaxia.

Sábado. Bañito matinal en el Pantano nada más levantarnos. Eso sí que despeja quillos/as. El día, lo pasamos por Sallent. El Sol es brutal, no da un solo respiro. Buf, a mí me deja “essho poorvo”. Veo a ma chèrie Ana un ratito al lado de los chiringos y, también a mi vecino. De nuevo, el embrujo de Pirineos Sur: nos damos un abrazo bien caluroso. Nada, creo que con él tampoco será ya un “hola” y poco más. ¡Me parece genial!

Hoy sí que toca concierto: Asian Dub Fundation. A las diez ya estamos de camino. Se nos ha unido Guillermo, que iba al mismo instituto que fui yo. Él se acuerda de mí. “Qué buena memoria tiene la gente”, pienso. Los teloneros, Cheb i Sabbah están muy, pero que muy, bien. A mí ya me entra el baile en el cuerpo gracias a este grupo.


Vista del escenario de Pirineos Sur. En ese momento, están Cheb i Sabbah

Pero, después, con Asian Dub Fundation, el baile es frenético. ¡Conciertazo de lujo! Bailar a los pies del pantano tiene algo especial, y más si tienes delante a una banda así, que no sólo nos deleitó con su música, sino que, además llevaban un buen rollo del carajo, unas ganas de hacer bailar que, enseguida, transmitieron al público. La conexión fue total, hecho que me parece genial.


Asian Dub Fundation en pleno concierto

De nuevo, pierdo a Mariachi y compinches. Esta vez es porque me quedo rezagado hablando con dos “olivareñas” súper majas. Bueno, pasaré la nuit con ellas… ¡Y que bien que me lo pasé! Como dijimos, menos mal que dejé El Olivar, jajajajaja. Y es que, cuando era socio, apenas hablábamos. Ahora, siempre nos encontramos en todos lados y nos saludamos. Pero después de esa noche de diversión juntos, creo que nos alegraremos aún más de encontrarnos. Y, cuando se marchan a dormir, me quedo con Héctor (ya sólo le quedaba un día en el Ginos) y sus compinches. Más risas, más bailes… sigue la diversión.

El Domingo comienza igual que el Sábado: chapuzón en el Pantano. Pero, algo es diferente: desmontamos las tiendas y, en la mente, ya revolotea la idea de volver. Me encuentro a Yoel (aquel del cumpleaños de Cristina), y lo bajo a Sallent con mi súper bólido. La casualidad vuelve a hacer acto de presencia: Moya. El quillo va a regresar en bus. Pues, no, cambio de planes: se bajará conmigo a Zaraguaya. Y, desde el teléfono de Carlos, una llamada que ya esperaba: el amigo de Keles para quedar conmigo para regresar a la urbe donde habitamos.

Llegamos sanos y salvos, que no es poco…

2 comentarios:

Vicky méndiz dijo...

Cómo me alegro de tus aventuras pirenaicas y más de tu espíritu de aventurero. Siempre como si fuese la primera vez.
Y felicidades le has dado carpertazo a un gran miedo
Besos y abrazos desde Sapporo

closada dijo...

Jejejeje, me alegro de que mi espíritu aventurero muestre que, siempre que hago algo, la ilusión ha de estar presente. ¿Miedo? No, quilla, precaución, jajajaja, o más bien respeto; pero, quer carajo, ya sabes que ¡soy un hacha, Shane!
Besos desde Zaraguaya