lunes, 12 de febrero de 2007

La salvación

El politeísmo: doctrina de los que creen en la existencia de muchos dioses. Así viene definida la renuncia absoluta al monoteísmo y al ateísmo. Reconozco que en un principio, como todo ser viviente de este planeta, al rechazar la idea de dios me volví ateo. Sí, un ateo de pies a cabeza, convencido, no de esos que se lo imponen por moda. Pero, mi universo quedaba huérfano, demasiado aburrido para exigir a la vida un poco de diversión. Fue el momento en que me adentré en el politeísmo como una nueva religión fuera de toda doctrina religiosa, y me convertí en mi propio gurú, pues no podía permitir ni asumir que se me enseñase el camino, del mismo modo que yo nunca podría enseñárselo a nadie.

El politeísmo no es un cachondeo, no. No debe ser tomado en broma ni rebajarse a la categoría de mito, porque los dioses son benévolos o crueles según sus ganas de diversión. No debe ser desestimado, porque es como rechazar los huevos fritos con patatas por el simple hecho de que no te gusten, como si eso fuese una excusa. Está allí y es válido, y sabios fueron los mayas, los griegos, los aztecas, los romanos, los sintoístas o los bosquimanos por tan ricas, esperanzadoras y positivas creencias para el desarrollo humano.

¿Por qué el politeísmo? En primer lugar, la salsamanía es imprescindible para la vida, y de ella carece el ateísmo y el monoteísmo. Pero, lo más importante es que ahora hay multiplicidad de dioses imperfectos que se relacionan entre los hombres para darles sus enseñanzas, sus bondades y sus crueles juegos. Así, eliminamos la idea de la perfección y con ella destruimos al dios unitario bajo cuyo eterno poder quedamos sometidos. Nos entregamos a los dioses, pero nosotros formamos parte de ellos, los ponemos a nuestra altura e incluso podemos llegar a superarlos. Sí, así llegamos a la única posibilidad que tiene el ser humano para llegar a superar sus miedos y miserias: ser dios una vez en la vida, aunque sea sólo durante cinco segundos.

1 comentario:

cuco dijo...

¡Si, los antiguos dioses han muerto ha!¡ y y que buena y alegre fue su muerte.
¡Eso del ocaso de los dioses es mentira!¡La verdad es que se murierón de risa!
Sucedio esto cuando un dios mismo pronunció las palabras más impias.
Las palabras "¡Yo soy el Señor tu Dios! !no tendras dioses ajenos!"
Así hablo; ofuscado un viejo dios sañudo y celoso.
Y entonces todos los dioses se rierón ,retorciendose en su sillón, y exclamarón;"¿ No consiste la divinidad precisamente en que hay dioses pero no dios?"

" Quien tine oidos para oir, que escuche"