jueves, 18 de enero de 2007

Estoy en huelga

Hooooolaaaaa.

Bueno, bueno, mi comienzo de año no puede ir mejor, os lo aseguro. Ayer, os escribía este texto en mi casa. Yo creía que lo había guardado en mi memoria USB, mas parece ser que no, así que estoy redactando de nuevo. Os narraba mi último suceso y lo hacía a las 19.50 aproximadamente, hora en la que debía de estar currelando. Sí, camaradas, marché a la huelga.

Después de comer un delicioso arroz a la cubana con plátano macho frito incluido (delicioso), acompañar a Isita a emocionarse por los MP3's de los móviles y a comprarse un libro de la carrera, fui a trabajar. Al llegar, lo primero que hice fue preguntar si se había solucionado mi problema. La respuesta fue negativa. Así que me declaré en huelga y me fui a casita.

Hay dos cosas que están claras. La primera es que yo, como trabajador, considero que al percibir un salario no sólo debo estar allá currelando, sino que debo de preocuparme por mi labor, poner interés, esforzarme; es decir, no ser un simple empleado que va trabaja y ya está. No, no, no concibo ejercer una labor sin poner mi máximo interés para ello, aunque no me guste lo que haga.

La segunda es que si no cobrase por algún problema económico de la empresa o de su propietario, pues me preocuparía pero no pondría ninguna queja. Seguiría trabajando preocupado por mis deudas, pero sin quitar ni un ápice de interés y esfuerzo. Y, además, no protestaría lo más mínimo.

No obstante, este no es el caso. Si no me pagan es por falta de interés por su parte en resolver esta cuestión cuanto antes. Por esta razón, me he declarado en huelga. Lo siento pero yo no soy moneda de cambio, no soy una máquina más, no soy quien va a consentir que se le humille de esta manera. Hay una cosita que se llama dignidad y que no estoy dispuesto a perderla.

Siempre hablo de revolución, y esta es la mía particular. Esta es mi pequeña rebelión, aunque debería ser la de todos/as. Ya está bien: la lucha de la clase trabajadora nunca debió de terminar. Lo fácil sería no quejarse, seguir en esta situación, seguir sin cobrar, simplemente preguntando cuándo carajo lo haré, hasta que algún día apareciesen con el talón, mas mi dignidad no me lo permite. No, no dejaré que me pisoteen. Se acabó, que empiece la movilización.

Hay una cosa de la que me alegro, y es que este pequeño Pibe es fiel a sus ideas. La revolución no sólo es de palabra, hay que ir haciéndola poco a poco. Este es uno más de los muchos granitos de arena que voy aportando. Soy consciente de que la falta disciplinaria, no sé si leve o grave, ya estará en mi expediente. Prefiero eso a no sentirme bien conmigo mismo. Siempre he criticado la pasividad, la falta de crítica de los trabajadores, la falta de lucha. El capitalismo nos está oprimiendo y parece ser que la gente no quiere hacer nada. Pues, bueno, yo no me quedaré quieto, eso lo tengo claro.

¡Por la revolución! ¡Por los osos libres! ¡Por mi felicidad!

Un beso para todos/as

Pibe

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